Hace unas semanas me invitaron a escribir un articulo para la red estudiantil "Por Colombia" y esta mañana fue publicado en internet:
http://porcolombia.net/gregorio-uribe-porcolombia-guest-editor/?parent=67&...
Como Canalizar Nuestro Colombianismo - por Gregorio Uribe
Cuando me invitaron a escribir para la comunidad de PorColombia me sentí muy halagado, pues me dijeron que mi trabajo era un ejemplo de la tenacidad y la perseverancia de los colombianos en el exterior. Al mismo tiempo me sentí algo confundido y me pregunte: “¿Que tipo de consejos puede dar un músico que a duras penas termina de pagar la renta a fin de mes?”. Después de pensarlo unos días comprendí que si tengo algo importante que decir.
La mayoría de los colombianos que estamos en el exterior sentimos un gran amor por nuestro país. Así mismo sentimos unas ganas incontrolables de mostrarle al mundo de que se trata Colombia. Somos apasionados y tenemos gran iniciativa, lo cual hace que no pasemos desapercibidos y que cada vez el nombre de nuestro país se escuche en más rincones del mundo. Pero esta pasión y esta iniciativa a ratos nos alejan de tener el verdadero impacto que buscamos. Así que quiero que reflexionemos sobre qué hacer con todo ese colombianismo que sentimos cuando estamos fuera y que pensemos en cómo canalizar esa energía que nos impulsa a querer representar a Colombia en el mundo entero.
Lo primero que debemos afrontar es el tema de la identidad y preguntarnos ¿Qué es ser colombiano? y ¿Qué es un producto colombiano? Estas son preguntas que pueden tener mil respuestas pero para poder seguir al siguiente paso debemos simplificar: Ser colombiano es, sencillamente, sentirse colombiano y, así mismo, un producto colombiano es aquel producido por colombianos. Una vez queda esto establecido, podemos enfocarnos en la calidad de lo que hacemos y en el efecto que podemos lograr, en vez de dejarnos cegar por un patriotismo automático, poco objetivo y sin originalidad. Debemos pensar un poco más antes de salir corriendo por las calles a gritar “¡Que viva Colombia!”. Debemos pensar en conceptos, en ideas y hacernos muchas, pero muchas preguntas. Informarnos y empaparnos del mundo. Entender que ese instintivo “amor original” que le tenemos a nuestro país es algo hermoso y genuino pero que no lleva a ningún lado si no usamos la cabeza; si no tenemos visión. Una vez llenemos nuestro morral de ideas frescas, de reflexiones, de fotos y de muchos espejos, finalmente podremos innovar.
Para poder innovar debemos ser creativos y buscarle nuevos colores a la bandera. Nuevos matices y nuevos sabores a nuestra idiosincrasia. Porque a ratos esa innata iniciativa que nos hace tan trabajadores, también nos vuelve perezoso cuando se trata de romper esquemas ¿O acaso cuántas veces no se nos ha acercado un compatriota con una tal “gran idea” que no es sino una copia de algo que ya existe, solo que con un nombre distinto? ¡O que tal el que nos invita a participar en un “negocio redondo” que de “redondo” no tiene nada! Señores y señoras: ¡Las cosas buenas toman tiempo! Tenemos que estar dispuestos a trabajarle a los cimientos de nuestros proyectos por muchos años. Tenemos que estar dispuestos a armar unas bases fuertes para que no se nos caiga el edificio y termine cada quien echándole la culpa al otro, como suele suceder. Tengámosle cuidado a la mediocridad que a ratos se esconde tras nuestro carisma, pues en el fondo “una cosa no quita la otra”. Tampoco podemos seguir reciclando las ideas de antaño y los lugares comunes de nuestra cultura. No porque esta no sea preciosa, sino porque tenemos que reinventarla y hacerla nuestra ¿Acaso no somos igual de colombianos que nuestro padres o nuestros abuelos?
También es importante no olvidar que, al fin y al cabo, nos encontramos fuera de Colombia y, como todo en la vida, esto tiene sus pros y sus contras. En este caso prefiero enfocarme en los pros: tenemos acceso a otras culturas, a otros colores y sabores y debemos dejarnos influenciar y abrir nuestros poros para que entre toda la información posible. No hay que temerle a dudar y a poner en juego las ideas con las que nos criaron. Estemos dispuestos a dejar las buenas y botar las malas a la basura. Busquemos nuestras propias verdades y quedémonos tranquilos que lo colombiano nadie no lo va a quitar.
Una vez hayamos abierto nuestra cabeza al mundo, podemos volver al principio y recoger el amor por nuestra patria. Cerrar el ciclo. Entonces podremos meter ese amor en una olla de barro y mezclarlo con todo lo que hemos aprendido intelectual y emocionalmente y por fin cocinar nuestra propia receta. Una receta que es tan colombiana como el ajiaco y el sombrero vueltiao pero que al mismo tiempo es nueva y orgánica. Es aquí donde empieza lo interesante, donde se forman las cosas que dejan huella y que pueden llegar a influenciar al mundo entero. No nos quedemos en hacer cosas colombianas solo para colombianos. Sigamos propagando con efusividad nuestro amor por lo nuestro, pero hagámoslo desde afuera de la burbuja. Inventemos un mundo con toda nuestra esencia pero que invite y que no excluya. Pensemos en influenciar al mundo y no solo a Colombia. Busquemos maneras de que lo que hacemos tenga elementos universales que le lleguen al corazón a gente de muchos países, pues es ahí donde los colombianos que estamos fuera dejaremos una verdadera huella. Es ahí donde nuestra cultura y nuestras grandes cualidades se sentirán como un viento refrescante sobre la cara del mundo.
Sobre el Editor
Graduado Summa Cum Laude de Berklee College of Music en Boston, Gregorio Uribe creó Gregorio Uribe Big Band, una experiencia de 16 músicos que combina diferentes géneros como el funk, la samba y el jazz con los intrigantes ritmos de su natal Colombia. Esta es una máquina de música que reúne artistas de distintas nacionalidades y bajo su dirección, crean una obra maestra de ritmos latinos.
Gregorio presenta un estilo atractivo y lo mezcla con la elegancia que despliega el formato musical de la Big Band. Esta banda ya ha realizado presentaciones en algunos de los más prestigiosos escenarios de Nueva York, incluyendo el popular Iridium Jazz Club, el Highline Ballroom, SOB’s, Nuyorican Poets Café y 92nd Street Y. La banda conquistó Boston y los corazones de los americanos y los latinos participando constantemente en festivales de gran reconocimiento como el Regattabar (bluenote International) y el Tito Puente Latin Series.
Esta banda trae modernos y novedosos arreglos a la música latina que simplemente no pueden pasar desapercibidos. Este enfoque enérgico e inteligente lo ha llevado a compartir escenario con artistas tan reconocidos como Rubén Blades y Carlos Vives.
Para mas información visite: www.gregoriouribe.com
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